martes, 2 de abril de 2019

FURIA E FILO a Portanova12, Bologna.


Por Laura Rosso
La memoria vuelve al tiempo de la infancia, ese territorio que deja su marca indeleble y atraviesa las fronteras de una tierra-universo donde es posible mover los bordes y rearticularlos. La trama se hila, los fragmentos se bordan y los retazos se unen para poner en escena otros mundos que se vuelven visibles. Tal vez, para reparar cuestiones de la propia biografía, pero también para entender un mundo en el que no hay respuestas posibles sino narraciones que vienen a dibujarse de nuevo. Recorrer la obra de Mariana Chiesa se parece a caminar por mundos (des)conocidos, espiando infancias, cuestionando géneros, evidenciando derechos vulnerados.
¿Qué se construye alrededor de los recuerdos? En esta muestra, hay piezas textiles y estampas en papel trabajadas con el ritmo de las estaciones: se estampa en verano y se cose en invierno, para escapar del frio y aprovechar el fresco, para paliar el desamparo y soportar la soledad del monte en su pertinaz intento por hacerse visible.
La serie de textiles hilvana recuerdos con seres mutantes, un conejo que salta de pieza en pieza y muñecas que posiblemente representen los juguetes de la infancia, ¿depositarios de secretos infantiles? ¿Qué cosas les habrá contado Mariana de niña? Mundos que se vuelven visibles a través de telas en las que se tejen sueños, furias y urgencias.
Hay un llamado profundo a la lucha y a la resistencia que convive en la obra de Mariana e invita a indagar en mitos, imaginerías y carnavales. El gusto por lo textil, por la costura y el bordado -herencia de una tradición familiar retomada por su abuelo materno- se hace presente en la serie “Almazuelas migrantes”, donde la posibilidad de agujerear la tela y unir retazos también rinde homenaje a ese carácter íntimo y doméstico, ligado a la producción de las mujeres de su familia.
La serie de xilografías y serigrafías “Furia de filo”, invita a la reflexión e invoca mestizajes. En forma de manifiestos poéticos y visuales, texto e imagen conviven y conversan armando una especie de libro-mural imaginado. Las guerras y sus consecuencias, las migraciones en masa, la condición de refugiado o exiliado, la violencia hacia las mujeres, enumeran una necesidad de contar, una toma de conciencia que provoca un temblor.
Y como el hilván de la costurera de la memoria, cada pieza flamea, poderosa, para componer un todo de mundos dispares.


1 comentario:

mariana chiesa dijo...
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